Cartas perdidas (uno)
13 de diciembre del 2015
Lila,
Últimamente ando viendo el color de tu nombre en el cielo,
Y es cuando escribo lineas cortas,
Y es cuando me apago.
Nunca había creído en fantasmas hasta que moriste,
Y apareciste en cada esquina,
En cada una de mis sombras.
Esto fue lo que escribí el último martes mientras esperaba tu llegada. Me pregunto si decidiste tomar un vuelo diferente. Tal vez el piloto te avisó de mi presencia y le ordenaste regresar. O seguro sea el paso del tiempo que ya no me permite reconocerte, y caminaste a mi lado y yo seguía en el pasado.
Compré algunos chocolates y tulipanes. Todo caducó. El clima no ayuda mucho a conservar la esencia ni la vida. No he desechado nada. Todo sigue en uno de mis cajones. En esa mesa de noche que detestabas por "muy moderna". A veces el olor se cuela, pero está bien.
Ayer pasé por tu casa y toqué la puerta. Salió un grupo de niños y una señora. Pregunté por ti. Se vio confundida. Mmmm, no. Me dijo. Llovía mucho. Agradecí y me retiré. Tu recuerdo fantasma se coló en una esquina, y me apuñaló una de mis sombras.
Ya no sueño tanto como antes. Voy solo a la cama para descansar. Usualmente, cuando iba en luz, sentía que al echarme me hundía hasta el infinito, y un velo negro me cubría la cara.
Y en las noches,
Cuando te extrañaba más que nunca,
Sentía tus manos apretándome el pecho,
Queriendo arrancar mi corazón.
Hubo días de mucha taquicardia. Y recordaba cuando, después de bailar, tomaba tu mano y la colocaba en mi pecho. Y la calma.
Últimamente me siento como mi sangre: un poco podrida. Son días donde quiero fumar un poco: besar el naranja con nostalgia, sentir el daño que relaja.
Mamá nunca me enseñó a desatar el nudo que mata la garganta.
Y las fantasías de sobrevivir fueron acabando
Y ya no vivía fuera de mí
Aunque a veces precisaba una vela
Para quemarme un poco
Y sentir que siento
Y que no ando roto.
Hoy ando de nuevo esperando tu llegada. Cabeza gacha. Escribiendo. Esperando los aviones.
Comentarios
Publicar un comentario