A mi mejor amigo
O un voluntarista reflejar; un saber innato, un pasaje experiencial.
Una utopía en sus hoyos, una realidad conceptual, ayer vi a la luna a los ojos, qué dilema existencial.
Verte, madre, reflejada, sentimiento a necesidad, ver luz sobre tus hombros, halo de dulzura, apreciación procaz.
Sentirte pensar, se siente, mucho!
Mis manos o tu nombre, o simple ilusión hecha a perder,
Verte no es percibir para existir; rotura esquemática, pragmatariado superfluo, una duda empírica.
Hoy la conciencia no me cabe, hoy sé qué es extrañar y añorar...
Poder augurasr sueños, formando unidad, una concepción estóica de la realidad.
Pero si de un devenir se tratase, peleará.
Porque fui el último en ser arrojado, casi siendo fiel a las estructuras, porque fui el último en ser presenciado, por esta vida llena de penurias.
Queriendo nacer en cuna de paja, me dieron una de oro, queriendo saber qué se siente un abrazo, me dieron jugar cuatro retazos.
Pues en una lectura vi compresión, y en la escritura redención, haciendo gala a un no creyente, creyendo en alguien que no puede.
Pues nadie da una razón, la verdad varía en el pensamiento, más nadie añora a un supremo, todo es súplica y humillación.
O por qué sentirse vivo en un lar hediondo y podrido, es casi tan paupérrimo como ser el mejor orador en un congreso, el nuestro.
Nací en el momento incorrecto, pero tuve que nacer, somos seres arrojados al mundo, ¿qué poder hacer?
Pero lo miserable no se hereda, se añora, se siente al dilatar la pupila de la diosa mar, al arrancar los pelos desesperados de una madre buscando lo oculto, al ver un nido vacío y haciendo mea culpa al cometido.
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