6/8/98
Un seis, un ocho, un seis invertido, y el mismo ocho.
Carolina dejó entrever el mar en sus pupilas y
Wanda recorría los peñascos. Y cuando la primera empezó a llorar, la segunda,
de un salto, se posó en sus cejas pobladas viendo cómo miles de tsunamis
inundaban al mundo. Ya no llores Carolina, el tiempo va a pasar. El tiempo
somos nosotras, Wanda, no pasaremos. Y veían cada alma resurgir de los cuerpos
ahogados de la tierra, y de la luna, y de Marte. Wanda lloraba fuego, Carolina
lloraba mar.
Wanda saltó de las cejas pobladas,
¿Y si ya no hay personas?
Las poblaremos, y vivirán en el riachuelo que
dejó tus lágrimas al compás de mis saltos.
Y los mares se hicieron fuego, el oxígeno dejo
de ser o dos y fue hache dos o. Las personas y animales habían muerto y ahora
eran sirenas y tortugas. Los marinos ahora eran Dios. Y el fuego y el agua. Y
Wanda,
Corría, pero ya era alcanzada, y subió a una
saeta color blanquecino que agarró del cielo ya muerto, y corrió mil y dos mil
y cuatro mil años luz, y aún seguía siendo seis de agosto, y a cada cuerpo
celeste las guardaba en el bolsillo, y todo dejó de ser negro y fue rosado. Y
Wanda se reía, muchísimo, y Carolina,
Carolina y sus lágrimas tsunami, inundaban lo
que no podía, y perseguía a su Wanda porque nada tenía sentido, ni siquiera
este intento de tinta o ceros y unos, y el mundo, lloraba sirenas y tortugas, y
el fuego de Dios se apagaba y resurgía.
Y seguía siendo 6 de agosto.
Las saetas de fuego y hielo se fundían unas con
otras y quemaba. Los gritos de W y C, se escuchaban desde la tierra, a diez
millones de años luz, y desde otras dimensiones, de tres y cuatro, cinco y
seis, siempre incongruentes, como este intento de tinta, o de unos y ceros.
Gritos y dolor. Y Wanda veía a la luz quedarse atrás, y Carolina se asustaba.
Persecución cósmica. Persecución y sangre y desgarros.
¿Y si ya no existe ni la nada?
Somos la nada. Vieron una luz, regresaron
mil millones de años luz y seguía siendo 6 de agosto. Y escucharon gritos de
independencia y a gente gritar por radiación. El embarazo del caos era
evitable.
Los bolsillos llenos de planetas y estrellas y a jugar como canicas, como seres universales, porque Dios sigue con el fuego contra el mar, y las
tortugas y sirenas. Porque la tierra dejó de ser con personas y fue con seis, y
con agostos, y lágrimas tsunamis.
Y seguía siendo 6 de agosto.
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